Julia Margaret Cameron, nacida el 11 de junio de 1815. Hija de un oficial inglés de la Compañía de Las Indias Orientales y descendiente de aristócratas franceses, nació en Calcuta. Estudio en Francia e Inglaterra y a su vuelta a la India conoció al que sería su marido, Charles Hay Cameron, veinte años mayor que ella y dueño de una gran plantación de té. En 1848 se mudan a Inglaterra y en 1860 se establecen en la Isla de Wight, donde tiene como vecinos al poeta Alfred Tennyson y su familia, con los que traban una buena amistad. En 1863, su hija le regala una cámara de fotos, entonces Cameron tiene 48 años de edad, a partir de aquí comienza su carrera fotográfica, después de criar a seis hijos (vale, sí, seguro que con la ayuda de un ejercito de nannies, pero parirlos, los parió). Pongo su edad en negrita porque me resulta muy significativo, actualmente no solo existe discriminación por género sino también y mucho, por edad. Si juntas los dos factores, apaga y vámonos. Actualmente la esperanza de vida se ha doblado respecto a los inicios del siglo XIX (sobre todo en las mujeres), con lo cual los cuarenta de ahora son como los sesenta de entonces. Creo que en el desdén por la edad hemos ido de mal en peor. Hoy por hoy, Cameron no hubiera podido presentar sus fotos a muchos certámenes y concursos por tener mas de 35 años. Estamos viviendo una era de adoración por la eterna juventud en la que no se valora el paso del tiempo como algo positivo que aporta experiencia y madurez, solo preocupa el deterioro físico que este conlleva, y que sinceramente deberíamos de asumir con más dignidad y respeto. Me parece estupendo que la sociedad ayude a los jóvenes, falta les hace desgraciadamente, tal y como están las cosas. No me parece tan bien, que se rechace y discrimine por cuestiones de edad, sea en el contexto que sea. Mucho menos en el campo del arte o la literatura, donde lo único que se debería valorar es la obra y no las características de la persona que la ha creado. Evidentemente, si nos referimos al «mercado del arte» esta premisa se esfuma por completo, desafortunadamente, prima más el «personaje» que la obra en si. Pero ese, es otro tema.
Volviendo a Julia Margaret Cameron, es cierto que era una aristócrata de la Inglaterra victoriana, y que en ese contexto, tener como «hobby» la fotografía encajaba a la perfección. Por su posición social y económica privilegiada, pudo mantenerse fiel a sus principios estéticos con más firmeza que otros colegas de su época. Pero Cameron se lo tomó como algo mucho más que un simple hobby. Transformó el depósito de carbón de su casa de campo en cuarto oscuro y el gallinero en estudio. Repetía las copias una y otra vez, hasta que se sentía satisfecha por el resultado. Nunca retocaba o ampliaba sus negativos: sacaba copias de contacto de sus enormes placas húmedas. Trabajaba incansablemente convertida en una ermitaña, descuidada en el vestir, sucia en su propio trabajo (sus negativos llevan manchas y huellas dactilares) y apasionada en sus creaciones.
En la Isla de Wight también conoció a Oscar Gustav Rejlander y a Lewis Carroll, quienes se piensa fueron los que la enseñaron fotografía. Su obra estuvo influenciada por la literatura, la Biblia, el Renacimiento y la pintura Pre-Rafaelíta.
«…mis aspiraciones son ennoblecer la fotografía y alzarla a la categoría de arte, combinando la realidad con la poesía y la belleza ideal.»J.M.C.
Muchos de sus colegas la criticaban porque consideraban sus fotografías de muy mala calidad, al no aprovechar las ventajas técnicas de la cámara, sobre todo la falta de nitidez y pulcritud en las imágenes. Para ella primaba antes lo estético que lo técnico, buscaba más la expresión poética que la realista, lo que conseguía sin duda y por lo que ha pasado a la historia de la fotografía. Es precisamente la falta de nitidez, el «efecto flou», lo que se convierte en su sello artístico.
Sus composiciones alegóricas con varios personajes, tienen un atractivo kitsch y revelan la influencia de su amigo el pintor victoriano George Frederick Watts. Llegó a exponer en la Exposición Universal de 1870, y su obra fue reconocida póstumamente, junto a la de Lewis Carroll, gracias a su reivindicación por parte de los fotógrafos del pictorialismo, así como al apoyo del grupo literario de Bloomsbury y a su sobrina nieta Virginia Woolf.
Entre los retratos que realizó dentro de su circulo de amigos intelectuales están el de Sir Henry Taylor (arriba) de 1867 y el de Charles Darwin (abajo) realizado en 1868.
En su autobiografía «Annals of my glass house«, publicada en el año 1874, Cameron nos relata su pasión por la fotografía. En 1875 se retira a vivir en Ceylan y allí muere en 1879.
Julia Margaret Cameron en el MetMuseum
Julia Margaret Cameron en arttattler
Julia Margaret Cameron en wikipedia
8 junio, 2015 en 2:05 am
Muy aparte de otras cosas, me resulta interesante el trabajo fotográfico de J. M.C.
La primera foto me remitió al pictorialismo, la segunda y la tercera me fueron reafirmando la relación del trabajo de J.M.C. con este movimiento. Pero me parece que el trabajo de Julia Margaret es más temprano. Seguramente se trata de una pionera del pictorialismo.
Gracias por tu trabajo, Ruth!
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1 mayo, 2015 en 10:03 pm
Me gusto mucho tu publicación!!!
Mi reflexión a partir de tu reflexión…
Coincido totalmente con tus reflexiones sobre la discriminación por el género y la edad. Lo preocupante es el resultado que ya esta presente en la sociedad reflejado en todos los campos. En el mejor de los casos se esta generando que los de mayor edad de ambos géneros y experiencia, tengan que corregir los trabajos de los jóvenes que tienen en sus manos la dirección o el poder. En el peor de los casos, las cosas ya no tienen remedio y la sociedad se esta acostumbrando a la mala calidad en todo por la prisa del sistema, que hace que las personas de ambos géneros de mayor edad y experiencia se vean lentos. Se pierde el fondo por la forma = a degradación social. La prisa no inspira, entorpece el alma, limita al artista, invita a la frustración, limita la reflexión. El problema se origina desde la enseñanza que en esta época, también es impartida por jóvenes.
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7 abril, 2015 en 11:23 pm
Como siempre un estupendo artículo, y en esta ocasión coincido totalmente con las reflexiones de Ruth sobre la discriminación por razón de edad , además de género en una sociedad , que desgraciadamente solo sabe rendir culto a la riqueza y la juventud, y desprecia la experiencia y el conocimiento, que sólo nuestros mayores poseen y cuyo legado deberíamos saber apreciar mejor.
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7 abril, 2015 en 8:19 pm
Gracias guapa, me alegro que ye guste!!
Un besazo
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7 abril, 2015 en 8:01 pm
Me ha encantado Ruth.Que fotos tan bonitas.Llenas de sentimiento,poesía,arte…Sus retratados hombres y mujeres son como de cuento de bosque encantado todos reflejan de alguna manera su alma.Me han inspirado y me has inspirado.Gracias por tu trabajo, sin duda muy interesante.un abrazo compañera 😉
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