Un grupo de civiles son obligados por las tropas aliadas a mirar los restos de cadáveres apilados tras la liberación del campo de concentración nazi de Buchenwald, situado a pocos kilómetros de la ciudad alemana de Weimar, donde nació Goethe. Esta foto fue tomada el 28 de Abril de 1945 por una mujer: Margaret Bourke-White.

Esta fotorreportera norteamericana había estado acompañando a las tropas  de EEUU cómo la primera mujer corresponsal de guerra. Llegó a Buchenwald el 15 de abril acompañando al General Patton, este quedó tan impresionado por lo que vió que ordenó  a sus hombres que trajeran a los vecinos de Weimar para que vieran con sus propios ojos lo que sus líderes habían hecho. Según el libro autobiográfico de Burke White, titulado «Portrait of my Self«, fue entonces cuando escucho por primera vez las palabras que luego escucharía mil veces «No lo sabía, no lo sabía».

Margaret Bourke-White vió y fotografío las pilas de cuerpos desnudos sin vida, los restos de huesos en los hornos, los esqueletos cubiertos de pellejo aun con vida que morirían poco después, las tulipas de lamparas hechas con piel tatuada humana…

«Usar una cámara era casi un alivio. Esta interponía una ligera barrera entre el horror en frente mío y yo misma.»

Buchenwald fue uno de los más grandes campos de concentración (no de exterminio, pues no había cámaras de gas) dentro del territorio alemán. Allí fueron a parar unas 250 000 personas procedentes de todos los países de Europa, entre ellas el escritor y político español Jorge Semprún, que estuvo internado dos años. La mayoría de ellos eran prisioneros politicos pero también fueron internados allí gran numero de «homosexuales», gitanos y  judíos. Con ellos se hicieron experimentos médicos en los que se ensayaron diversas vacunas; contra el tifus, el cólera, la difteria, incluso un médico nazi afirmó, entre otras barbaridades, haber creado una vacuna contra la homosexualidad mediante un trasplante de hormonas.

Esta imagen pertenece a la publicación original de la revista LIFE en Mayo del 45, con fotografías de George Rodge y Margaret Bourke-White (abajo a la derecha).

La siguiente fotografía, una de las más conocidas hoy en día de Burke White,  no fue publicada en LIFE hasta 15 años después en 1960, en el especial conmemorativo de los 25 años de la revista. En ella aparece un grupo de prisioneros de guerra del Ejercito Rojo en Buchenwald,  estos recibían  mejor trato que el resto de los prisioneros, aun así sus rostros reflejan el sufrimiento y el miedo ante la incredulidad de que estaban siendo liberados.

Al acabar la guerra Bourke-White escribió un libro titulado «Fatherland, Rest Quietly», que fue utilizado como documento durante los juicios de Nuremberg.

Abajo Leipzig y Nuremberg en 1945

Hace poco más de una semana se conmemoraba el aniversario de los 70 años  del final de la Segunda Guerra Mundial. Una de las ideas más repetidas en los discursos de historiadores y politicos fue referente al deber de preservar la memoria viva de cuanto ocurrió, para transmitirla a las nuevas generaciones y que no se vuelva a repetir. Es paradójico que una de las personas que uso ese argumento fue Vladimir Putin, al tiempo que conmemoraba el final de una trágica guerra, con un colosal despliegue de sus fuerzas militares. Un gesto poco pacifista y contradictorio. Con motivo de este aniversarío escuche por la radió a  Carlos Hernández de Miguel hablando de su libro «Los últimos españoles de Mauthausen», y me enteré de que fue Franco, quien decidió en un encuentro con Himmler, que los prisioneros de guerra españoles capturados luchando con la resistencia, fueran llevados los campos de la muerte y que se les despojara de los «privilegios»  por ser prisioneros de guerra recogidos en la Convención de Ginebra. El autor de este libro también hace hincapié en que mirar hacia el pasado es la mejor forma de comprender el presente y de prever nuestro futuro.

Margaret Bourke-White nació en Nueva York el 14 de junio de 1904. Si existiera la maquina del tiempo, me gustaría viajar hacía atrás para conocer a esta única mujer que dejo un valiosísimo testimonio de la historia del  del siglo XX. No solo fue la primera mujer corresponsal de guerra de EEUU (para ella se diseño el primer uniforme femenino) y la primera mujer en publicar en la revista LIFE. También fue la primera persona,  a la que se le permitió la entrada a la Union Soviética para hacer fotografías en los años 30. De hecho fue la única fotógrafa (hombre o mujer) extranjera, que estaba en Moscú el 19 de julio de 1941, cuando esta ciudad fue bombardeada por los alemanes al estallar la guerra entre Rusia y Alemania. Dos años después, en 1943 y mientras trabajaba para la fuerza aérea de EE.UU, también fue la primera fotógrafa mujer a la que se la permitió volar para participar en una misión en un bombardeo.  Una autentica pionera, cómo fotógrafa y sobretodo, cómo mujer. Sobrevivió a que su barco fuera torpedeado en el Mediterráneo, a los ataques de la Luftwaffe, los bombardeos de Moscú y a un accidente de aviación, ganándose el apodo de «Maggie la indestructible«.

Su portfolio con fotografías de las zonas industriales de Chicago fue su visado de entrada a la Union Soviética. Estas son una muestra de las elegantes fotografías de acerías, altos, hornos, fundiciones y otras instalaciones industriales que realizaba para la revista Fortune y para distintas compañías.

Durante sus viajes a la URSS en los primeros años 30, tuvo ocasión de fotografiar el cambio de la economía rural de la antigua Rusia a la gran industrialización que tuvo lugar durante los primeros  años 30.

Altos Hornos en el Complejo Metalúrgico de Magnitogorsk.

Burke White fotografío a Josef Stalin en el Kremlin en 1941. Esta  portada es una edición especial de la revista publicada en 1943. Mas abajo, otra de las fotos icónicas de esta fotógrafa: la madre de Stalin.

 

Burke White también cubrió las desgracias de EEUU  fotografiando, al igual que Dorotea Lange, los estragos de la Gran Depresión. Esta irónica fotografía de 1934 retrata las víctimas de las inundaciones en Louisville, Kentuky, haciendo cola para ropa y comida bajo un cartel publicitario que hace eco del alto standard de vida americano.

Algunas de las fotos más famosas de Margaret  fueron hechas en la India y en Pakistan entre 1946 y 48, cuando ambos países caminaban hacia la independencia de los británicos.Es la fotógrafa que encarna  Candice Bergen en la película «Gandhi» de  Richard Attenborough. Después de compartir los últimos días de Mahatma Gandhi, fue testigo de los desplazamíentos de millones de personas, del caos y de la violencia que acompaño a la partición de la antigua colonia británica en dos países independientes.

En 1950, LIFE la mando a Sudáfrica para hacer un reportaje. Allí documento las injusticias del Apartheid y las miserables condiciones de los trabajadores en las minas de oro y de diamantes.

Según confiesa en su libro autobiográfico, Margaret Burke White siempre prefirió trabajar con cámaras grandes, hasta su viaje a la Guerra de Corea, donde tuvo que lidiar con situaciones humanas que  no hubiera podido documentar de ese modo. El conflicto había sido ya cubierto hasta la saciedad en la revista, por lo que Margaret no sabía muy bien cual iba ser su tema. Pensó centrarse en la gente pero nunca  se imagino lo que se iba a encontrar allí. Tuvo que aprender a disparar y a llevar un arma encima.

Un policía surcoreano sostiene la cabeza decapitada de un miembro de la guerrilla comunista norcoreana durante la Guerra de Corea, en 1952.

Tropas patrullando. Corea 1952

Margaret Burke White compartiendo comida con las tropas surcoreanas.

Estando en Tokio, entre idas y venidas a Corea, sintió por primera vez los síntomas que lo que más tarde acabaría siendo diagnosticado como Parkinson. Aun así, siguió viajando y haciendo reportajes para Life, hasta que la enfermedad le hizo abandonar la fotografía  y se dedicó a escribir su autobiografía antes mencionada, «Portrait of my Self«. Lectura que recomiendo encarecidamente, por lo interesante de sus hazañas y lo que se puede aprender de la historia del siglo XX.

En su testaruda lucha contra la enfermedad » Maggie la Indestructible» se sometió a dos operaciones en 1959 y en 1961, la primera fue un éxito pero tras la segunda perdió el habla. En 1971 el Parkinson acabo con su vida a la edad de 67 años.

Se hizo una película sobre su vida en 1989 protagonizada por Farrah Fawcett titulada «Double Exposure». No la he visto, pero creo que se centra demasiado en la relación con su segundo marido Erskine Caldwell. Por el  cartel parece que no hace justicia ninguna al personaje. Alguien debería hacer una película en condiciones basada en toda su biografía y con el  respeto que se merece esta gran señora. Ahí lo dejo.