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Lee Miller. ¿Angel o demonio?

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«I looked like an angel, but I was a fiend inside»…

«Parecia un angel, pero era un demonio por dentro»…

Esto es lo que Lee Miller (EEUU,1907) pensaba de si misma después de haber abandonado su vida como reportera fotográfica  y retirarse a vivir a una granja en Sussex en 1947. Allí guardó los miles de negativos y hojas de contactos en una caja en el desván, y allí quedaron escondidos hasta que, tras su muerte en 1977, los encuentra su nuera Susana, la mujer de su único hijo Antony Penrose. Junto al material fotográfico  su hijo también encontró varios diarios y descubrió,  no solo la carrera como fotógrafa de su madre, sino algunos detalles de su vida que le hicieron comprender el porqué de la atormentada, y a veces cruel, personalidad de la mujer que el había conocido.

Su especial belleza fue para Lee fue un arma de doble filo. Su infancia se quebró cuando fue violada por un conocido de la familia con tan solo siete añitos. Si esto no hubiera sido suficientemente terrible, encima este desgraciado la infectó de gonorrea. Su madre, que había sido enfermera, la sometió durante años a un tratamiento doloroso e invasivo, incluso desinfectaba todo lo que la niña hubiese tocado. Su padre,  fotógrafo aficionado, decidió entonces, parece que con buena intención pero creo que no con mucho acierto, hacer posar a su hija desnuda para sus fotografías a modo de peculiar exorcismo que continuo a lo largo de toda su adolescencia. Sigue leyendo


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Margaret Bourke-White. Maggie la Indestructible.

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Un grupo de civiles son obligados por las tropas aliadas a mirar los restos de cadáveres apilados tras la liberación del campo de concentración nazi de Buchenwald, situado a pocos kilómetros de la ciudad alemana de Weimar, donde nació Goethe. Esta foto fue tomada el 28 de Abril de 1945 por una mujer: Margaret Bourke-White.

Esta fotorreportera norteamericana había estado acompañando a las tropas  de EEUU cómo la primera mujer corresponsal de guerra. Llegó a Buchenwald el 15 de abril acompañando al General Patton, este quedó tan impresionado por lo que vió que ordenó  a sus hombres que trajeran a los vecinos de Weimar para que vieran con sus propios ojos lo que sus líderes habían hecho. Según el libro autobiográfico de Burke White, titulado «Portrait of my Self«, fue entonces cuando escucho por primera vez las palabras que luego escucharía mil veces «No lo sabía, no lo sabía».

Margaret Bourke-White vió y fotografío las pilas de cuerpos desnudos sin vida, los restos de huesos en los hornos, los esqueletos cubiertos de pellejo aun con vida que morirían poco después, las tulipas de lamparas hechas con piel tatuada humana…

«Usar una cámara era casi un alivio. Esta interponía una ligera barrera entre el horror en frente mío y yo misma.» Sigue leyendo