En lo salvaje

No me gusta nada poner etiquetas, ya que son susceptibles de manipulación y pueden ser usadas como arma arrojadiza. Se me hace extraño escuchar términos cómo ecofeminismo. A estas alturas, debería de ser tan innecesaria la defensa de la naturaleza cómo la de la mujer, me parece de cajón. Todos deberíamos de defender y proteger la vida natural del planeta que nos acoge, así cómo todos deberíamos proteger y defender a las mujeres. Que yo sepa, a todos nos ha parido una. Por absurdo que parezca, desgraciadamente esto no es así, tal y cómo están las cosas sigue siendo necesaria esta reivindicación. Si para eso tengo que colgarme la etiqueta de feminista, ecologista y ecofeminista , pues me las cuelgo todas y tan orgullosa. Aunque igualmente, debería de colgarme también la de humanista, ya que, aunque reniegue pertenezco a la «raza humana» y la RAE define el adjetivo humano en su cuarta acepción cómo «Comprensivo, sensible a los infortunios ajenos». Tristemente es una cualidad que también necesita reivindicación.
Lo salvaje se contrapone a la razón, a lo civilizado y al orden, estando asociado a lo mágico y misterioso. Tradicionalmente, la especial conexión de lo femenino con la naturaleza ha dado lugar a malinterpretaciones, especialmente desde la aparición de las religiones monoteístas judeocristianas y musulmana donde lo salvaje se asoció al pecado y a las supersticiones y por lo que miles de mujeres fueron (y son) perseguidas.
Qué hay de salvaje en lo humano y qué hay de humano en lo salvaje, esta es la reflexión que nos propone la exposición En lo salvaje, que nos describe su comisaria Semíramis González con las siguientes palabras : “Esta exposición traza un recorrido entre lo más salvaje del ser humano pasando por los cambios que este sufre a lo largo de su vida, en consonancia con el propio paisaje, para terminar en lo que de humano hay en la naturaleza y en la necesidad de preservarla ante la destrucción industrial. Cinco discursos diferentes para hablar, al final, de la existencia misma”.
En lo salvaje reúne el trabajo de cinco mujeres: Lucía Antebi, Elena Fernández Prada, Cristina Ferrández, Ángela Losa y Miren Pastor.
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Elena Fernández Prada. Paraíso, 2014, óleo sobre tabla 118 x 127cm
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